Prometí que nos veríamos en el primer capítulo y aquí estamos. Son muchos años por desglosar, muchas etapas por explorar, por lo que supongo cada capítulo será igual de corto que el primero. Pero no es un detalle del que preocuparse... sin darme cuenta, en unas pocas páginas viví unas cuantas décadas.
Antes de ir de lleno en esto y como en la entrada anterior apenas y le mencioné, les contaré un poquito sobre "el guía del viaje": Jaime Moreno.
Con un aire a Jon Underdown más maduro y un historial con el que fácil se le puede catalogar de trotamundos, Jaime Moreno podrá ser madrileño de nacimiento pero se ha hecho con distintos fragmentos de cada lugar que visita o habita y sus vivencias en ellos. Estos los comparte con el mundo ya sea traduciendo, escribiendo o enseñando. No podía faltar un respectivo blog (akaneindie) donde de cuando en cuando comparte sus constantes descubrimientos sobre el mundo musical indie en Japón, a pesar de que su pasión por la historia musical no se limite a ese país, sino Asia entera.
Su libro "Rokku: Una Historia del Rock Japonés" (a partir de ahora lo mencionaré como Rokku nada más) es en realidad un libro de historia, el producto de una investigación que dos días no habrá tomado. Así que no hay mucha cabida para caer en lo emocional. Es lo que es, lo que fue, y punto. O al menos eso se percibe desde la portada, contraportada, agradecimientos y el primer capítulo que hoy comparto.
Pero las cosas son distintas desde el puesto del lector, sobre todo el que disfrute del rock japonés. Me ocurrió mientras leía que iba enlazando todos esos hechos del pasado, con lo que son sus productos del presente; es inevitable enterarse del por qué de muchas cosas. Va a estar difícil compartir esto a secas cuando hay tanto que toca la tecla de la nostalgia y la sorpresa. Me entusiasmo hasta niveles infantiles por compartir todo aquí. Entonces sin darle más vueltas, de lleno al capítulo...
Firma del Acta de Rendición de Japón. 2 de Septiembre 1945 // wikipedia
Aunque el libro ponga que el punto de partida es el año 1945, esto ya venía de décadas atrás. El capítulo no se salta ese trozo de historia, detalla en las medidas de lo posible todos los parámetros bajo los cuales el Rock'n'roll se pudo dar en Japón. El ambiente político, social, las condiciones emocionales e incluso económicas de una nación entera fueron preparando el terreno.
Aunque pude comprender que el Rock'n'roll llegó de forma súbita sin que nadie lo viese venir, tampoco es que se materializó de la nada.
Pero es en 1945, a través de un medio comunicativo que por mucho tiempo representó lo mismo que para nosotros representa el internet, que en Japón se inició una nueva era. Sentados como estamos recordemos los momentos en los que esta herramienta nos permitió dar con tantas agrupaciones, tantos músicos y tantos temas que hasta entonces solo llegaban a nosotros a cuenta gotas como temas de inicio o final de nuestras series animadas japonesas preferidas. Ahora en nuestro poder está un canal que nos permite saber más, oír más.
La Nueva Era mencionada golpeó a la nación emocional y psicológicamente, llegando a sus oídos en voz del Emperador Hirohito y su Gyokuon-hoso en la radio: la lectura de la Proclamación de definición de términos para la Rendición de Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Un mensaje de resignación a la derrota que fue más que un desaire para un país ya bastante malherido por la guerra y que jamás había sido entrenado para bajar la cabeza. Luego de esto, Estados Unidos procedió a ocupar Japón. Cambios sociales y culturales no se harían esperar, desde luego.
Aunque doloroso, es un contundente punto de partida para esta historia, en el que participan tres elementos fundamentales: la radio, el shock de una nación y la ocupación de extranjeros en su país. La semilla de protesta y desenfado que caracteriza el rock ya estaba plantada.
Moreno da un fugaz recorrido por el resurgir de Japón, todo aquello que les permitió prosperar económicamente y esa medicina de la que hacemos uso en tiempos de crisis: el sentido del humor. Muchos venezolanos se sentirán identificados con esto, pero sabemos que no es exclusividad nuestra. Eso de reírse de sí mismos Jaime Moreno muy puntualmente lo utiliza para hacernos ver que "sin esa mezcla de optimismo y frivolidad nunca habría habido rock'n'roll".
Los Flied Eggs (huevos "flitos" si escoges traducirlo literal) de los 70, claro ejemplo de esa capacidad de mezclar la música y el humor que tienen los japoneses. El exponente más actual del humor en la industria musical: Golden Bomber.
Pero de nuevo, eso tampoco sería exclusividad de Japón ¿verdad? Ni siquiera de las naciones en general. Esto te hace reflexionar sobre las condiciones individuales, personales, bajo las que nosotros mismos damos cabida a géneros musicales que crean revoluciones internas. Imaginando eso a gran escala, es más sencillo ponerse en los zapatos de las personas de aquella era y entender cómo la música se adentró en sus vidas.
¿Quién preparó el terreno entonces? Lo que sigue logró intrigarme y maravillarme a la vez. La redacción de Moreno y su recolección de hechos abre las puertas del pasado, pintando en palabras nada exageradas o elaboradas una atmósfera que incluso en el presente no sería extraña o anticuada.
1920. Japón ya recibía sin vergüenza alguna al Jazz, en toda su exhuberancia, era el placer de hacer lo prohibido. Esto último es un sinónimo automático de adolescencia, por lo que ya todo prometía problemas. Osaka, capital del Jazz, logró escandalizar a las autoridades después de una salvaje navidad a mediados de esa década. Y bang... cierran los Salones de Baile.
¿Habrá eso detenido a una juventud que solo quería bailar? Difícil difícil, pero el detalle en lujo lo promete este capítulo.
"Consumo, ruido, velocidad, tecnología"
Sigue siendo sencillo relacionarse con el descubrimiento de naturaleza curiosa y juvenil que la música de otras latitudes fue para Japón. Adentrándonos en este capítulo ya es mayor el porcentaje de hogares con una radio, y con gran número de ellas captando señales de las bases americanas ocurre lo inevitable: la llegada del rock a Japón.
Ya entrados los años 50 la radio no sería la única en enamorar a la sociedad con el rock'n'roll. La televisión hizo de esta pasión algo visual, y echando una vista al presente... sabemos muy bien que no hubo vuelta atrás. Imágenes y sonidos en conjunto logran la conversión de Japón.
En una descripción secuencial el autor continúa pintando en nuestras mentes la intensidad del proceso. Ya nosotros sabemos que Japón puede tomar cualquier cosa y llevarla a niveles totalmente nuevos, pero no es nada propio de la era moderna. Ya desde antes podían ser reconocidos como excelentes imitadores de Occidente, pero para nada lo dejarían hasta allí. Las aspiraciones físicas para hombres y mujeres serían influenciadas y adaptadas a lo propio, e irían de la mano con la música a pesar de la desaprobación de una minoría temerosa de la destrucción de las tradiciones. Más y más exhuberancia es lo que deja ver este trozo de la historia presentado en el libro.
Shizuko Kasagi bailando al son del Jungle Woogie en "El Ángel Ebrio" (1948) de Akira Kurosawa. Considerada la primera estrella de la música popular japonesa.
Como prueba de ese talento excepcional para imitar, más adelante este capítulo revela que la gran calidad de estas imitaciones le daría a Japón el lujo de gozar de artistas nacionales de este género. Esto fue posible gracias a los "covers". Resulta en extremo emocionante saber que ya en los 50 artistas se harían paso en el medio por versionar temas de músicos americanos. Recordé con esto el side-project de Tatsuro (vocalista de MUCC): BLUCK-TICK, con sus covers de Buck-Tick... banda que a su vez se había iniciado con covers de The Stalin.
Peggy Hayama (80)
Su versión de "Mambo Rock" original de Bill Haeley, quien comandó la llegada del rock'n'roll, pasa a la historia del rock japonés como el primer lanzamiento nacional de este género.
Primer lanzamiento y no último, claro. Su ejemplo estaba difícil de no seguir considerando los resultados.
Igual que hoy, el boom de uno resulta en un efecto dominó para artistas en potencia. Incluso dio lugar a un Elvis Presley japonés, y así el autor nos hace entender cómo estas personas abrieron las puertas de la experiencia del rock dentro de Japón, saciando por el momento esa sed. Pero supongo que no era suficiente... otra característica del rock es que te deja pidiendo más, después de todo.
Así que pisando los 60 ocurre el tatarabuelo del Inazuma Rock Fest (y de todos los festivales de rock en Japón realmente): el Western Carnival, donde talentosos devotos del rock'n'roll habrían logrado reunir una enorme multitud. Entre ellos Kyu Sakamoto, el responsable de Ue O Muite Arukou (mejor conocido como Sukiyaki), el único tema en japonés de la historia que lideró el primer lugar del Billboard.
¿Qué pasó con el rock'n'roll después? Las páginas serán responsables de contarlo, pero lo que sigue tiene una fuerza tal que se mantiene en su reinado del escenario.
Voy a invitarles a hacer un ejercicio algo nostálgico pero divertido, sumergirlos un poco en la sensación que me invadió mientras leía pero dando libertad para que ustedes lo adapten a gustos y memorias propias...
Piensen ahora en un guitarrista japonés. El que más les guste, aquel cuyos solos simplemente hacen la canción entera y cuyas guitarras sean tan simbólicas para ustedes que de seguro tengan en su mente plasmados más de un par de modelos.
Para hacerlo más especial -o cursi- traten de recordar algún solo, frase o ritmo nacido de esa guitarra que esté entre sus preferidos (si les provoca ir a oírlo antes, mejor).
¿Listo? Genial. Con eso en mente veamos apenas un pedacito del historial que trajo esas seis cuerdas a las manos de tu guitarrista japonés favorito...
La primera guitarra (japonesa y en general, realmente) de la que quedé prendada fue la de YUKI, a quien conocí por Λucifer (como tímidamente apunta el watermark de la foto lol). El icónico sticker de lagarto en su guitarra lo sigue identificando y es más que un placer poder seguir escuchándolo en la actualidad en sus distintos proyectos.
A estas alturas nos cuentan el destino de los exponentes más grandes del rock'n'roll, cómo las cosas se fueron dando una tras otra incluyendo el fin de la ocupación japonesa por los Estados Unidos. Pero como va el dicho, "ya el daño estaba hecho". La guitarra se convierte en símbolo de desenfado y rebeldía en Japón porque así era en Estados Unidos. Aunque el instrumento existiese en el país desde el siglo XIX, se populariza en los años 20 gracias a la exitosa visita de Andrés Segovia... pero para nada fue Segovia una super estrella del rock, esta era una presentación demasiado clásica y académica para un público eufórico por el jazz.
Pero "Rokku" explica esa transición del instrumento, el simbolismo detrás de él, lo que representaba para distintos músicos de la época y cómo pasó de ser el seis cuerdas del "bueno de Andrés Segovia" (como adecuadamente lo llama el autor en base a su imagen versus la rebeldía musical de la época) a ser el instrumento que "reflejaba el mundo". Bonito ¿verdad?
Cuando Fender incorpora un amplificador con efecto que imitaba las olas del mar se le termina denominando surf o surf rock a las composiciones musicales que lo incluyeran. Representación incluso mejorada por la Mosrite.
Demostración de un pedal Fender que reúne lo mejor del clásico Spring Reverb para que se den una verdadera idea del sonido que logró esa revolución.
Allí nació el "eleki", de eleki buumu (electric boom). Fue natural para un Japón en el que la tecnología de punta estaba en auge caer en las redes de la guitarra eléctrica. Nuevamente la radio permite conocer a grandes exponentes del eleki donde por supuesto la guitarra eléctrica se hacía sentir por encima de todo. Más covers vendrían, Fenders y pronto Mosrites se venderían como pan caliente a una juventud deseosa por alcanzar el nivel de sus ídolos y sobrepasarlos.
"En realidad nadie me enseñó. Mis amigos y yo veíamos videos de las bandas que nos gustaban y... ¿autodidacta, se le dice? Mirábamos partituras y decíamos '¿cómo se tocaría?' y '¡Así no es, así no!'"
Uruha, The GazettE (Repeated Countless Error)
Ya sabemos que Uruha viene de una larga larga fila de jóvenes que simplemente se montaba la guitarra en el regazo sin saber tocar ni "los pollitos dicen". El eleki ve nacer a millones de autodidactas.
HIRO (La'cryma Christi, Libraian, Acid Black Cherry)
"Aparentemente HIRO no sabía nada de acordes hasta que tuvo como 20 años. Copiaba muchas canciones de metal así que solo se sabía los llamados acordes de poder, y solo aprendió acordes después de empezar a tocar en bandas en serio. Al parecer HIRO no tuvo problema alguno aprendiendo el acorde Fa Mayor personalmente, pero varios acordes y escalas los aprendió solamente al copiar canciones que le gustaban"
TEAM ABC (fuente - traducción: propia)
Y estos son solo los ejemplos inmediatos que se me ocurren y escucho con frecuencia. Si sabes de algún otro autodidacta de la guitarra en Japón, deja su nombre en un comentario y lo agregaré a esta lista! Sería genial tener un muro de valientes autodidactas que siguieron los pasos del electric boom.
Desde luego, tenía que haber un exponente capaz de esparcir el eleki a niveles epidémicos...
The Ventures fueron los primeros en hacer muchas cosas que hoy son parte de la típica vida de estrella de rock. La acogida por fanáticos enloquecidos en el aeropuerto, gira de conciertos por el país, récords de ventas. La vida de rockstar no sería fácil en un país donde muchas ciudades estaban desprovistas de hoteles, así que imaginarse las vivencias de la banda durante un tour en un territorio tan distinto al suyo... no sé, a mi me dio un rato de risas complementado por anécdotas comiquísimas que el autor facilita bien para enriquecer el conocimiento o para divertirnos.
Rokku cuenta el ascenso de los Ventures a dioses, rompiendo récords de ventas que ni siquiera los mismísimos Beatles pudieron superar en el futuro. Armados con Mosrites hicieron el surf rock suyo. Y aunque su reinado haya sido fugaz, siguen vendiendo entradas hoy en día en la misma tierra que los acogió con tanta alegría y euforia.
Hablo de una época que no experimenté ni siquiera indirectamente, ni años después. Fans de los Beatles hay muchos en mi familia (creo que en toda familia habrá al menos uno), pero nuevamente "Rokku" pinta la escena sin adornos adicionales y te da una idea global de lo que fue este fenómeno. Hoy en día también se habrá experimentado, quizá no con récords en venta o la misma euforia, pero muchas bandas habrán comandado un género para luego ir menguando y permanecer en los recuerdos preciados de sus seguidores.
Delgadas, cuellos angostos y trastes bajos. Los temas instrumentales de los Ventures que fácil se ganaron a una audiencia que nada hablaba inglés, estaban liderados por Mosrites. Aquí uno de los modelos de la banda, que serían insignia de la marca.
Pero hablando tanto de guitarristas y guitarras... ¿Qué hay de la industria japonesa respecto a la fabricación de estos instrumentos? "Rokku" también lo cuenta.
Es una trayectoria larga, de estudio de distintas casas fabricantes alrededor del mundo, y algo accidentada en el aspecto legal por un momento. Pero se sabía que era un negocio, y era necesario ponerse las pilas para liderarlo. La Venture-manía había dejado detrás de sí un río de músicos en potencia, personas dispuestas a aprender costase lo que costase, creando bandas aquí y allá. Y no todo el mundo podía hacerse con Fenders y Mosrites.
Estos "padawans" (por su carácter casi religioso) de los Ventures no se iban con bromas, tal cual como mencioné el caso de los guitarristas Uruha y HIRO, estas eran personas dispuestas a aprender y seguir a sus ídolos hasta superarlos. De esa escuela nacieron grandes de grandes que tienen su respectiva mención en "Rokku". Sigo pensando que las cosas no son tan distintas ahora, a pesar del cambio (para bien o para mal) de los tiempos. Pero para darles apenas una idea de los límites cruzados por estas personas: varios lograron que sus propios ídolos versionaran temas de su autoría, invirtiendo roles en niveles extremos, y ganando seguidores tan fieles como los de los propios Ventures. Se vería en la desprovista de olas Osaka, jóvenes cargando una tabla de surf bajo el brazo para sentirse más cercanos a su ídolo.
Justo ahora me viene a la mente JUN, ex-Phantasmagoria y actual Gotcharocka. Ciertamente no impuso alguna moda revolucionaria por su cuenta, pero su pelo rosa y sus guitarras son un perenne homenaje a Hide, el ídolo que le llevó a ser guitarrista, y ahora es su estilo propio. El icónico cabello rosa chillón de Hide sigue y considero seguirá siendo un punto de referencia que evoca un sentimiento, un estado de ánimo y devoción por un guitarrista que a más de una década luego de su partida sigue presente de una forma u otra.
Dado que llegamos al final del capítulo, eso significa el fin de esta etapa. La conversión de grupos eleki a nuevos estilos, las nuevas influencias, el reemplazo de aquello que ahora comandaría masas. Y esto sería una corriente muy difícil de combatir, aunque en realidad no hubo resistencia alguna ¿Cómo decirle que no a los Beatles?
Vaya viaje. Desde la música prohibida, música del enemigo que escandalizaba a los conservadores en 1920, el vacío dejado por el discurso del Emperador en 1945, y toda esa corta pero intensa etapa donde las cuerdas de la guitarra se hicieron sentir en una juventud que solo quería más, este capítulo captura muy bien el inicio de todo.
Diré de nuevo que no hubo vuelta atrás. Mucho de esto será novedad para quienes tengan "Rokku" en sus manos, o lean lo que capturé a través de mi experiencia como lectora. Pues sigue ocurriendo en el presente, con otros exponentes, otros géneros y otra audiencia.
Traté de no echar spoilers lo más posible, y realmente esto fue la punta del iceberg. En esta obra hay muchas referencias, anécdotas, curiosidades cronológicamente ordenadas para tu entendimiento y disfrute.
Realmente juzgué mal el libro, y no por la portada precisamente. Pero pensé que se iría por la tangente y escudriñaría demasiado en el pasado hasta perderse o que quizá haría gala de una pomposa redacción característica de todo libro de historia. Más equivocada imposible. A pesar del tormentoso inicio, este es un viaje placentero y ligero, y al final del capítulo quedas con la bien conocida sensación de cosquilleo en los dedos por pasar a la siguiente etapa y saber más.
Pero me contuve para así escribir inundada solo con lo leído etapa por etapa.
Les recordaré mientras continúo con cada capítulo cómo pueden adquirir el libro por si alguno tiene la posibilidad de hacerse con él. Y también constantemente les pediré el favor de que al observar alguna imagen que requiera de créditos y no los tenga, me lo hagan saber.
Nos vemos la próxima en Capítulo 2: Pop.
Autor de "ROKKU: Una Historia del Rock Japonés" : Jaime Moreno
Adquirí mi copia de "Rokku" en la Librería Alejandría en el C.C. Paseo Las Mercedes, Caracas-Venezuela.